2014年5月29日星期四

Comer sin gluten no es más sano si no eres celíaco



No tiene sentido seguir una dieta libre de esta sustancia si no estamos diagnosticados como intolerantes a esta proteína presente en cereales y en algunos alimentos procesados




Imagínese por un momento que no pudiera comer nunca pan, tartas, galletas, pasta, pizza o cerveza, entre otros alimentos. Con esta limitación viven las personas que han sido diagnosticadas de celiaquía, una enfermedad autoinmune que provoca intolerancia crónica al gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, la cebada, o el centeno. En los productos procesados también se puede encontrar esta sustancia como aditivo, por lo que deben leer atentamente la etiqueta, y en caso de duda, no consumirlos.«Hay alimentos a los que se incorporan harinas de trigo porque aumenta la masa y abarata el producto», explica la doctora María Jesús Pascual, pediatra digestivo infantil en el Hospital Nisa Pardo de Aravaca.

Para los pacientes celíacos el consumo de gluten resulta tóxico porque les provoca una atrofia en las vellosidades del intestino que impide la correcta absorción de los nutrientes. En el resto de la población, excepto en aquellos con una alergia o una sensibilidad al gluten diagnosticada, es una sustancia inocua, a pesar de que actualmente existen corrientes de opinión que han querido demonizarlo.

La actriz Gwyneth Paltrow, la misma que recomienda sin fundamento una dieta que consiste en no tomar más de 300 calorías por jornada, es una de las famosas que ha preconizado las bondades de comer sin gluten, aunque no se tenga intolerancia.«No tiene ningún sentido. El gluten solo es tóxico para el paciente celíaco. Además la palatabilidad de los alimentos sin gluten es peor y son productos más caros», asegura la doctora Pascual. De hecho, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) calcula que los afectados por esta enfermedad gastan unos 1.600 euros más al año en hacer la compra.

Algunas personas asocian la ausencia de gluten con una dieta más sana o que ayuda a adelgazar, pero esto no tiene evidencia científica. «El hecho de quitar el gluten no hace a una dieta más equilibrada», advierte el doctor Camilo Silva, endocrinólogo de la Clínica Universidad de Navarra.

La doctora Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia y profesora visitante en la Universidad de Harvard (EE.UU.) va más allá: «En ningún caso se debe recomendar una dieta sin gluten para la obesidad porque no ayuda. En todo caso aumenta la sensación de hambre y la resistencia a la insulina». La razón es que los alimentos sin gluten «tienen un mayor índice glucémico que los equivalentes que sí lo contienen, de acuerdo a un estudio de la Sociedad Americana de Nutrición Clínica». «El gluten ralentiza la absorción de los azúcares que llevan los alimentos con carbohidratos», explica la experta, que alerta de que los productos libres de esta proteína tienen un contenido reducido de micronutrientes como las vitaminas D y B, calcio, hierro, magnesio y zinc. «Las personas que deban llevar una dieta sin gluten deberían ir a un nutricionista para que les ayude a llevar una ingesta de carbohidratos mejor controlada y equilibrada en los demás nutrientes», apunta.

Para los que todavía tienen dudas sobre lo inútil de apartar el gluten sin necesidad médica, otro apunte más: la dieta mediterránea, que ha demostrado su eficacia en la prevención de patologías cardiovasculares, «está muy basada en productos con gluten», recuerda el doctor Federico Argüelles, especialista en patología digestiva y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (Sepd).


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